Es algo que pasa solo ante la oportunidad. Soy y seré heterosexual. Claro, llegar a esta conclusión tuvo sus altibajos porque en el fondo, criado en una concepción eminentemente católica, llegué a pensar que esto no era normal. Incluso busqué la ayuda de un psiquiatra, a quien, con sinceridad absoluta, como ahora lo estoy haciendo, conté mi relato y me sometí a un proceso de psicoterapia en el que tuve que enfrentarme conmigo mismo y darle respuesta al enredo que había en mi cabeza.

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Al menos entre los hombres que se atreven a mostrar su vulnerabilidad y acudir a consulta. La idea generalizada de necesitar durar mucho en la cama antes de eyacular y la necesidad de tener o aparentar un apetito sexual insaciable son otras presiones a las que se ven sometidos los hombres heterosexuales de comienzos del siglo XXI. Hablamos, en muchos casos, de presiones fomentadas en gran ley por la expansión inagotable del porno. Al final impone un modelo de sexualidad que no es real tampoco alcanzable para nadie. De hecho, a día de hoy da igual que no veas porno, no hace falta que consumas porno, porque vivimos en la cultura del porno, sus mensajes nos llegan constantemente. Al final el porno no deja de ser fantasía, pero como tampoco hay otra adiestramiento sexual de calidad que enseñe a la gente a ver ese porno, pues el mensaje que traslada va calando y nos lo vamos creyendo.
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El drama de la eyaculación precoz
Me gusta pensar que es porque resulto cercana por mi forma de fechar, de hablar o de interactuar en redes. O puede que sea porque no juzgo los gustos de nada. O simplemente porque escucho. La cuestión es que muchas personas me explican sus problemas, me plantean sus dudas o me confiesan sus fantasías. Y lo agradezco por la confianza que me transmiten y porque me permiten aprender sobre la sexualidad humana. La imaginación no tiene límites, así que la lista de confidencias es larga. Sus conclusiones fueron que la generalidad de las personas no se situaban en los polos de la línea continua. Aunque sus estudios estén ya algo desfasados, Kinsey sacó a la luz ya en los años 40 del siglo pasado, que hay mucha gente que tiene, en diferente grado, tendencias sexuales mixtas. Obviamente, que un hombre fantasee con hacer una felación no lo convierte en gay.